Los seres humanos somos dados a la facilidad osea cuanto menos esfuerzo mejor. Imaginemos la oportunidad de "echar suertes" en toda ocasión que tuviéramos que decidir o definir alguna situación ya sea personal o colectiva.
Es mas fácil "echar suertes" que analizar, evaluar, tomar una decisión y tal vez equivocarnos, pero aprender.
Dios quiere que nos desarrollemos, que crezcamos con cada nuevo desafío, que aprendamos a escuchar y dialogar con su voluntad expresada en su Palabra.
Es notable como en el Nuevo Testamento no encontramos registro de un uso mas abundante del "echar suertes" que cuando los soldados romanos definieron quien se quedaba con la túnica del Maestro (Mt 27:35; Mr 15:24; Lc 23:34; Jn 19:24) y también cuando se definió quien ocuparía el lugar de Judas Iscariote como uno de los apóstoles (Hch 1:26).
Es cierto que los hebreos utilizaban el método de "echar suertes" desde ya hacia mucho tiempo. Pero esto servirá como aval para aprobar el uso, tengamos en cuenta que ellos tenían muchas practicas que invalidaban el consejo de Dios (Mt 15:3, 6, 9).
¿No sera mejor desarrollar nuestra relación con el Espíritu Santo?
Oremos sobre este tema.